Sentir que se ha cumplido con el sueño
de ser un hombre, en el concepto justo;
llevar sobre el espíritu un augusto deber,
que purifique nuestro empeño.
Tener para la vida un don risueño
aunque el Destino se nos muestre injusto;
para que pueda el ánimo robusto
constantemente renovar su ensueño.
No claudicar en la altitud vencida,
para, en complicidad con la Suerte
grabar sobre la arena nuestro nombre.
Ser en la Vida un ejemplar de vida
¡y, entonces esperar que la Muerte
tenga el orgullo de vencer a un Hombre!
Poeta José Gálvez (1912)
viernes, 29 de diciembre de 2006
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1 comentario:
Hermoso poema
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